El árbol de la ciencia y el árbol de la vida
La voluntad, el deseo de vivr, es tan fuerte en el animal como en el hombre. En el hombre es mayor la comprensión. A más comprender, corresponde menos desear. Esto es lógico, y además se comprueba en la realidad. La apetencia por conocer se despierta en los individuos que aparecen al final de una evolución, cuando el instinto de vivir languidece. El hombre, cuya necesidad es conocer, es como la mariposa que rompe la crisálida para morir. El individuo sano, vivo, fuerte, no ve las cosas como son, porque no le conviene. Está dentro de una alucinación. Don Quijote, a quien Cervantes quiso dar un sentido negativo, es un símbolo de la afirmación de la vida. Don Quijote vive más que todas las personas cuerdas que le rodean, vive más y con más intensidad que los otroas. El individuo o el pueblo que quiere vivir se envuelve en nubes como los antiguos dioses cuando se aparecían a los mortales. El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia entonces, el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que es necesaria para la vida.
5 Comments:
Interesante, claro. Esta en la línea de una respuesta que termine por no publicar en el blog de Rafa (llegué demasiado tardé,pensé). Me refiero a la felicidad del ignorante, del cerdo que se revuelca en el fango (que no es sinónimo de estúpido, por cierto). En mi opnión, el ignorante sufre, pero sufre por lo que conoce (por poco que sea). Así, acumular conocimiento no nos hace más dichosos, pues logicamente incrementa las posibilidades de acceder al desasosiego. Pudiera argumentarse que también acrecenta las posibilidades de conocer cosas agradables, pero tristemente la práctica de la vida hace más trágica la lógica al mostrar el conocimiento de la realidad como, cuando menos, infructuoso, y cuando más, como desesperante.
Al menos esto es lo que yo pienso.
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Por cierto, y aunque quede demasiado escueto, tengo que decir que aunque Don Quijote, el héroe, como tal "viva" más intesamente que el resto, resulta al final que su entusiasmo, su idealismo, se termina tornando en melacolia en su choque con la realidad (choque que se muestra como inevitable). Supongo que esta parte no le interesaba a Collado para su interpretación...
Creo que lo que viene a decir Baroja al final de "El árbol de la ciencia" es que aquí sufre todo el mundo. Pero bien vale la pena un minuto un año un lo que sea de felicidad...
(gracias Antonio por insistirme en que me la leyese donde quiera que estés)
Lo de el Quijote nos ha pasado a todos... Es una resaca más al fin y al cabo.
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