Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, tía buena, maciza, so guapa, más que guapa, guapísima, y qué cuerpo; eso es un cuerpo y no el de bomberos, prenda, y que manera de moverlo, es que es que es que. Mira que estás buena, hija de la gran puta, que me tienes sorbiditos los sesos, que tienes unos ojazos que me vuelven loco. Estás cañón, pero cañón. Es que te comía entera, preciosa. Que te comía a besos y a lo que hiciese falta, ricura. Pero que ojos tienes, so ladrona. Es que cuando te veo me pongo como una moto. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
Déjame que ponga el disco y ahora te cuento la historia de la pitón. Mmm. Qué bien, ¿eh?. Tú puedes decir lo que quieras del Gainsbourg “personaje”, a mí el que me gusta es el que suena en este disco. Aunque, sabes perfectamente de que estamos hablando de lo mismo. No hay diferencia entre el músico y el personaje: los dos eran el mismo cabrón orejón. Lo bueno de esto es que da la impresión de que la voz de Serge no sale del disco, sino que está en a tu lado y te recita al oído la historia de Melody Nelson mientras da caladas a su cigarrillo y se quita la americana. Todos esos tipos de los pantalones anchos y las gorras con la visera para atrás matarían por conseguir el sonido de este disco, te lo digo completamente en serio, no me mires así. Y cuando entran esos violines es como si alguien empezase a coser tu espina dorsal. No tengo ni idea de francés, sólo le entiendo cuando dice “merde” y sigue pareciendo que está aquí, sentado en el borde de la cama y que el cigarro que hay en el cenicero es suyo y no mío. Ah, la pitón. “Tu t’appelle comment?”, buff. Me contaron que un tipo tenía una serpiente pitón de mascota y que el bicho dormía a los pies del hombre desde pequeñita. Madre mía, ese final de violines de Marrakech. Bueno. El caso es que la serpiente crecía y crecía, y seguía durmiendo a los pies del buen señor mientras éste se echaba la siesta. Mira qué bonita ésta, si yo tuviese una serpiente la llamaría Ah-Melody. Ju-já. Un día el tipo se despierta del sueñecito de después de comer y se encuentra que su mascota no duerme a sus pies, sino que está estirada a su lado, todo lo larga que es. Aquello no es normal pero no le da mucha importancia. Hasta que vuelve a ocurrir al día siguiente. ¿Por qué los bajos no suenan así estos días? Tampoco los cantantes, claro. El tío de Pulp lo intenta y lo intenta pero con Gainsbourg se entiende que no se conformaron con romper el molde; además lo quemaron. Sin perder un segundo llama al veterinario y le explica lo que pasa. “Me la he encontrado estos días a mi lado, toda estirada.” El veterinario tampoco pierde un segundo y le dice, con tono de mucha preocupación que lleve a la serpiente a la consulta inmediatamente. Ou, la risa traviesa de la Birkin. Cuando llega al veterinario con el animal lo aíslan y el hombre pregunta, asustado, lo que ocurre con ella. “Te estaba midiendo” dice el veterinario muy serio. “¿Qué?”, el propietario del animalito no acaba de entender. “Te estaba midiendo para ver si eras lo suficiente pequeño para comerte”. Aquella relación no tenía sentido ya, y el tipo donó a la pitón a un zoo. Supongo que después de eso no habrá querido saber más de serpientes. Ah, el disco termina como empezó, con ese bajo tembloroso y el cabrón hablándote. En realidad a mí la historia no me sorprendió mucho. ¿Sabes? Te veo aquí, tumbada junto a mí, toda estirada: tú también me estás midiendo. No seas tan vulgar de confundir esto con misoginia o tonterías por el estilo. Sé que estás pensando en devorarme entero después de estrujarme con un abrazo hasta que rompas todos los huesos de mi cuerpo. Sé que te da igual que sea mucho más alto que tú. Sé que lo vas a intentar y tú sabes que yo me voy a dejar. Y cuando mi cuerpo se vaya deslizando porco a poco por tu esófago, sin prisa, sin movimientos espasmódicos; cuando te tragues mi cabeza y sólo sea un bulto que da forma a tu figura, cuando la oscuridad de tu estómago dé lugar a que los jugos gástricos empiecen a quemarme la piel y te alimentes de mi sonreiré de la misma forma que la primera vez que me miraste los ojos.
Ahora que nos hacemos mayores y que nos duele los tobillos de bailar por las noches, a la mañana siguiente, me quedo con el momento en que que estuvimos en el vértice allá por Barcelona para ver a los Stooges o a los capullos de New Order, que no pudieron amargar un momento feliz de esos que nos permitimos de vez en cuando, por lo menos sí andas tú cerca (menos veces de las que uno querría, pero es lo que tiene la geografía, nunca acabé de pillarle el truco). También quedan muchas cosas más allá de los eventos musicales; aunque verte bailar con las ESG mientras les llamabas "guapas" a grito pelado no deja de ser algo muy especial, que es lo normal viniendo de ti. Me refiero a las esas llamadas que haces apresurada cuando algún capullo como yo las necesita, o la paciencia que tienes para aguantar todo lo que un capullo como yo te cuenta cuando lo necesita. Así que no sé. Por eso y por muchas cosas que no se pueden decir (no por vergüenza, dirá alguno, sino porque no se pueden expresar, válgame la mariconez),además hoy cumples años y que cumplas muchos más. Por favor. Asta luego.
En el último capítulo nos quedábamos con Jeff Magnum gritando a todo pulmón cómo amaba a Jesús en "The King Of Carrot Flowers pt. II".
Iba a seguir hablando de mi vida y todo eso, pero eso aburriría a los cuatro jatos que leen esto (y además parecería un fotolog). Se me ocurrió a finales de año hacer uno con una rectángulo blanco cada día con tonteridas. Pero eso requeriría buscarse algún nick estúpido como "John Merrick" o "Itto Ogami" que deje constancia la persona interesante que es uno. Por dios, no.
Me llamo Luismi (sí, es un nombre ridículo) y no voy a contar mi vida.
Hoy salía de un establecimiento público o del estado o vaya usted a saber y se ha montado una pequeña flor de quilombo que diría yo mismo. Al parecer había una pareja de yonkis de estos de mi barrio que han hecho una muestra pública de amor en la puerta de un colegio.
Que estaban follando, vamos.
"Qué vergüenza", "Hay que tener más cabeza", "Por el amor de Dios".
El yonki macho se ha abrochado la bragueta y se ha disculpado con el personal
"Os pido que me perdonéis... Ha sido un pronto..."
La yonki hembra le ha cogido de la mano mientras apuraba su cigarro. Los dos se han ido la mar de satisfechos.
Ahora es cuando ilustro la anécdota con una canción.